Oiga usted lo que son las cosas, en una reciente tertulia en compañía de dos queridas amigas les escuché quejarse un par de veces de sus antiguas parejas, de lo que hacían, o lo que dejaban de hacer, de cómo ellas se entregaban, permitían, solapaban y todo para que al final nada diera resultado y me hicieran esa vieja pregunta “¿que carajos quieren?, ¿quién entiende a los hombres?”, la verdad es que yo no se que carajos quieran los hombres, yo salgo con mis amigos, platicamos de música, de cachivaches electrónicos, de libros, de cine, en fin de cualquier cosa, todo esto acompañado de cerveza por lo regular, y por supuesto también hablamos de mujeres, de si a este le gustan flacas, que si aquel las gorditas, que si con pasión por el soccer, que si buenas en la cama, y no faltará aquél que después de un rato salga con una pregunta mas o menos conocida “¿que carajos quieren? ¿Quien entiende a las mujeres?”.
A esta altura ya no entiendo nada, es un caos en el que nadie entiende a nadie y según entiendo nadie quiere quedarse solo, aunque por esto se entienda tener que entenderse con alguien que nunca lo ha entendido a uno, ¿entendido? Yo sé que no, yo se que usted no entendió, y que por más que piense toda la tarde no va a entender, pero quizás también le tenga sin preocupación, si usted es de los afortunados o afortunadas que ya se entiende con alguien y así se la pasan muy bien. Termino esto de una buena vez y me largo a prepararme un café, que es lo que quieren las mujeres de los hombres y los hombres de las mujeres no lo sé, solo me quedo con una buena canción de Sabina que describe muy bien lo que yo quiero.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
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